Insecticidas agrícolas: consejos para controlar las orugas

Insecticidas agrícolas: consejos para controlar las orugas

insecticidas agrícolas

Como sabemos, las orugas son las larvas de las mariposas. Estos animales, que aparentar ser muy inofensivos, pueden llegar a convertirse en la mayor amenaza de los campos. Muchas especies son plagas que afectan a grandes y pequeños cultivos, por lo que también se encuentran presentes en los jardines domésticos. De ahí, que no sorprenda el uso de insecticidas agrícolas en casas.

Las orugas son mayoritariamente herbívoras, es decir, se alimentan de plantas. Por esta razón, la presencia de colonias puede traducirse en ataques agresivos que, a su vez, signifiquen la destrucción de la siembra.

Entre las  especies más apreciadas por ellas, destacan la lechuga, el trigo, el maíz y la soja; pero esto no significa que no se reproduzcan en otros entornos vegetales. En virtud de ello, es indispensable controlar la aparición de cepas desde la fase inicial de cultivo.

Ahora bien, la detección de la presencia de una cepa de oruga, depende en gran parte del tipo de insecto del que se trate. Esto se debe a que, mientras que algunas especies se observan rápidamente en el tronco o en las ramas, otras no se perciben con la vista humana con la misma facilidad. Sin embargo, en tales casos, los agujeros en las plantas sirven de indicadores de la acción de estas.

Para impedir su aparición, es recomendable instalar casas nido que atraigan a aves tales como los gorriones o petirrojos, que son depredadores de las orugas; ellas se encargarán de eliminarlas. Otra medida aconsejada, es sembrar tomillo, ajenjo y otras especies vegetales que las ahuyenten.

Por otra parte, si estas no se han propagado por el cultivo, puede cortarse el área donde se detecte la cepa y quemar sus nidos. Si el caso es más serio, no debemos dudar en recurrir a los insecticidas agrícolas, puesto que poseen los compuestos para neutralizarlas.

Como recomendación final, tengamos presente que las plantas que han sufrido la acción de las orugas tienden a debilitarse por la pérdida de nutrientes. Por tanto, una vez que hayamos controlado la situación, procedamos a abonar y fertilizar la tierra, a fin de asegurar su recuperación.

 

 

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